Comunidades

La desigualdad de género es una de las principales causas y efectos del hambre y la pobreza. Se calcula que el 60% de las personas que padecen hambre crónica son mujeres y niñas (Fuente: Política y Estrategia de Género, Programa Mundial de Alimentos). Los estudios demuestran que cuando las mujeres tienen más ingresos, mejoran la nutrición, la salud y la educación de los niños. Las mujeres representan dos tercios de los 796 millones de analfabetos del mundo. Cada año adicional de escuela primaria aumenta el salario final de las niñas entre un 10% y un 20%. También hace que se casen más tarde y tengan menos hijos, lo que las hace menos vulnerables a la violencia. En la mayoría de los países, las mujeres rurales que trabajan a cambio de un salario tienen más probabilidades que los hombres de tener empleos temporales, a tiempo parcial y mal pagados. Las mujeres también reciben salarios más bajos por el mismo tipo de trabajo (Fuente: FAO, 2011). «El estado mundial de la agricultura y la alimentación: Las mujeres en la agricultura, cerrar la brecha de género para el desarrollo». Cada vez más mujeres rurales son víctimas de la violencia doméstica, pero pocas hacen uso de los servicios disponibles, según un estudio realizado en varios países por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ana Rosa Lista es diseñadora de encajes y restauradora de piezas antiguas, y se graduó en la escuela holandesa de profesores de encaje. Actualmente imparte talleres de encaje en su estudio de Ames, donde trabaja con más de 20 alumnas.
Su obra se ha expuesto tanto a escala nacional como internacional, en lugares como Portugal, Suiza e Inglaterra. Sus piezas forman parte de las colecciones del Museo del Encaje de Camariñas, el Museo del Encaje de Vologda en Rusia y el Museu da Renda de Bilros de Peniche en Portugal, entre otros.
La obra de Ana Rosa Lista refleja las complejidades del género textil, el género artesanal y el género femenino. Un entrelazamiento que aún hoy se sitúa en una jerarquía inferior a la de las «artes mayores» y el género masculino. Su producción intenta, internamente, crear vínculos con el arte, vínculos con el diseño y vínculos con la moda que han dado no sólo al encaje, sino también a «la mujer» y a la artesanía una posición en el campo de las artes.

La Asociación de Mujeres Redeiras O Cerco Cangas do Morrazo se constituyó en abril de 2004 con 16 socias, con el objetivo de obtener la concesión del taller y así no depender de la cofradía, a la que sólo pertenecen algunas de las cerqueras de la ría de Vigo.
Actualmente está dirigida por Pilar Nogueira y cuenta con un total de 21 socias.
Las redeiras trabajan reparando redes de pesca. Su trabajo forma parte de un ciclo de producción y consumo sin el cual la vida cotidiana tal y como la conocemos no sería posible. Si faltaran, podríamos notar su ausencia debido a: la falta de pesca, la crisis que podría provocar en el trabajo del mar y un aumento del precio de los alimentos que consumimos. El trabajo de las «mujeres» como género, ha formado parte de la historia occidental del trabajo invisible.

En la zona montañosa de Guerrero, México, se encuentra la comunidad náhuatl de Tlamacazapa, a 40 minutos del Pueblo Mágico de Taxco de Alarcón. Esta comunidad destaca por el uso de una técnica ancestral de tejido de palma. En Tlamacazapa, aproximadamente el 80% de sus habitantes se dedica al tejido de nudos con palma silvestre. En este contexto, las mujeres suelen ser las protagonistas del trabajo de tejido, mientras que los hombres juegan un papel fundamental en la recolección y preparación de la materia prima. Esta intrincada dinámica de género se ha convertido en un aspecto notable de la vida cotidiana en Tlamacazapa, donde la tradición y la destreza manual se entrelazan para preservar y perpetuar el patrimonio de la comunidad.

La Asociación Profesional de Encajeras de Camariñas es una institución emblemática ubicada en la villa marinera de Camariñas, en la Costa da Morte de Galicia. Esta localidad es famosa no sólo por su rica tradición en la elaboración de encajes de bolillos, conocidos como «encaixes de Camariñas», sino también por su impresionante riqueza natural y medioambiental, que atrae cada año a numerosos visitantes.
La asociación, fundada con el objetivo de preservar y promover el arte del encaje de bolillos, cuenta en la actualidad con 20 socias activas. Estas talentosas mujeres, la mayoría jubiladas, dedican su tiempo y habilidades a crear exquisitas piezas de encaje que destacan por su complejidad y belleza. Sin embargo, la Asociación Profesional de Encajeras de Camariñas se enfrenta a algunos retos importantes. Uno de ellos es la falta de relevo generacional, ya que el interés por aprender la técnica del encaje de bolillos ha disminuido entre las generaciones más jóvenes. Para combatir este problema, la asociación ha comenzado a poner en marcha iniciativas educativas y talleres destinados a atraer a los jóvenes y despertar su interés por esta artesanía.

Emilia Guimerans es una artista contemporánea afincada en Vigo, especializada en cerámica. Su práctica artística se centra en la enseñanza y experimentación de esta técnica. Desde sus inicios en 1986, ha acumulado una amplia experiencia como docente, impartiendo clases en la Escuela de Cerámica de Nigrán. Emilia ha mostrado su obra en numerosas exposiciones individuales y colectivas, tanto en España como a nivel internacional. En 2008 fue admitida como miembro de la Academia Internacional de Cerámica y en 2012 cofundó el grupo Tinglao junto a Jorge Pérez Conde. Su obra ha sido expuesta en numerosas galerías, como la prestigiosa Galería Sargadelos en Vigo, Galería Kyouei-Gama en Japón y la Galería Posada del Potro en Córdoba, entre muchas otras. Su última exposición, «Formas de atrapar una sombra», destacó en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra en 2023.

Khadi Oaxaca es un colectivo de artesanas y artesanos y otros colaboradores que viven principalmente en el pueblo de San Sebastián Río Hondo y pueblos de los alrededores, en la sierra sur de Oaxaca y en Santa Catarina Mechoacán (Costa Chica).
Las 650 personas son autónomas y trabajan en su tiempo libre. Son propietarias de sus herramientas de producción y trabajan desde casa. Esto funciona bien para los cientos de hilanderas que viven en rancherías y tienen muy pocas opciones para obtener ingresos. El trabajo se paga por unidad (kilo, metro, pieza), y la gente cobra periódicamente, cada quince días o cada mes según el oficio. Las personas no tienen que esperar a que se venda la pieza para cobrar. Se les paga in situ cuando entregan su trabajo. Las tarifas de pago se fijan mediante diálogos entre las artesanas y los artesanos y el equipo central siempre que sea necesario, teniendo en cuenta las posibilidades de la empresa y las necesidades de las personas.
SER UNA MUJER RURAL
Comunidades
Comunidades



La desigualdad de género es una de las principales causas y efectos del hambre y la pobreza. Se estima que el 60 por ciento de los que padecen hambre crónica son mujeres y niñas (Fuente: Política y Estrategia de Género, Programa Mundial de Alimentos). Los estudios muestran que cuando las mujeres tienen más ingresos, mejoran la nutrición, la salud y la educación de los hijos. Las mujeres representan dos tercios de las 796 millones de personas analfabetas en el mundo. Cada año adicional de escuela primaria incrementa los salarios finales de las niñas en un 10 a 20 por ciento. También las lleva a casarse más tarde y tener menos hijos, lo que las hace menos vulnerables a la violencia. En la mayoría de los países, las mujeres rurale que trabajan por un salario tienen más probabilidades que los hombres de estar en empleos temporales, de medio tiempo y mal pagados. Además, las mujeres reciben salarios más bajos por el mismo tipo de trabajo (Fuente: FAO, 2011). “El Estado de la Alimentación y la Agricultura en el Mundo: Mujeres en la Agricultura, Cerrando la Brecha de Género para el Desarrollo.” Cada vez más mujeres rurales son víctimas de violencia doméstica, pero pocas utilizan los servicios disponibles, según un estudio realizado en varios países por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En la zona montañosa de Guerrero, México, se encuentra la comunidad náhuatl de Tlamacazapa, a 40 minutos del Pueblo Mágico de Taxco de Alarcón. Esta comunidad destaca por el uso de una técnica ancestral de tejido de palma. En Tlamacazapa, aproximadamente el 80% de sus habitantes se dedica al tejido de nudos con palma silvestre. En este contexto, las mujeres suelen ser las protagonistas del trabajo de tejido, mientras que los hombres juegan un papel fundamental en la recolección y preparación de la materia prima. Esta intrincada dinámica de género se ha convertido en un aspecto notable de la vida cotidiana en Tlamacazapa, donde la tradición y la destreza manual se entrelazan para preservar y perpetuar el patrimonio de la comunidad.
Ana Rosa Lista es diseñadora de encajes y restauradora de piezas antiguas, y se graduó en la escuela holandesa de profesores de encaje. Actualmente imparte talleres de encaje en su estudio de Ames, donde trabaja con más de 20 alumnas.
Su obra se ha expuesto tanto a escala nacional como internacional, en lugares como Portugal, Suiza e Inglaterra. Sus piezas forman parte de las colecciones del Museo del Encaje de Camariñas, el Museo del Encaje de Vologda en Rusia y el Museu da Renda de Bilros de Peniche en Portugal, entre otros.
La obra de Ana Rosa Lista refleja las complejidades del género textil, el género artesanal y el género femenino. Un entrelazamiento que aún hoy se sitúa en una jerarquía inferior a la de las «artes mayores» y el género masculino. Su producción intenta, internamente, crear vínculos con el arte, vínculos con el diseño y vínculos con la moda que han dado no sólo al encaje, sino también a «la mujer» y a la artesanía una posición en el campo de las artes.
Ana Rosa Lista es diseñadora de encajes y restauradora de piezas antiguas, y se graduó en la escuela holandesa de profesores de encaje. Actualmente imparte talleres de encaje en su estudio de Ames, donde trabaja con más de 20 alumnas.
Su obra se ha expuesto tanto a escala nacional como internacional, en lugares como Portugal, Suiza e Inglaterra. Sus piezas forman parte de las colecciones del Museo del Encaje de Camariñas, el Museo del Encaje de Vologda en Rusia y el Museu da Renda de Bilros de Peniche en Portugal, entre otros.
La obra de Ana Rosa Lista refleja las complejidades del género textil, el género artesanal y el género femenino. Un entrelazamiento que aún hoy se sitúa en una jerarquía inferior a la de las «artes mayores» y el género masculino. Su producción intenta, internamente, crear vínculos con el arte, vínculos con el diseño y vínculos con la moda que han dado no sólo al encaje, sino también a «la mujer» y a la artesanía una posición en el campo de las artes.



Tlamacazapa
En la zona montañosa de Guerrero, México, se encuentra la comunidad náhuatl de Tlamacazapa, a 40 minutos del Pueblo Mágico de Taxco de Alarcón. Esta comunidad destaca por el uso de una técnica ancestral de tejido de palma. En Tlamacazapa, aproximadamente el 80% de sus habitantes se dedica al tejido de nudos con palma silvestre. En este contexto, las mujeres suelen ser las protagonistas del trabajo de tejido, mientras que los hombres juegan un papel fundamental en la recolección y preparación de la materia prima. Esta intrincada dinámica de género se ha convertido en un aspecto notable de la vida cotidiana en Tlamacazapa, donde la tradición y la destreza manual se entrelazan para preservar y perpetuar el patrimonio de la comunidad.
La Asociación de Mujeres Redeiras O Cerco Cangas do Morrazo se constituyó en abril de 2004 con 16 socias, con el objetivo de obtener la concesión del taller y así no depender de la cofradía, a la que sólo pertenecen algunas de las cerqueras de la ría de Vigo.
Actualmente está dirigida por Pilar Nogueira y cuenta con un total de 21 socias.
Las redeiras trabajan reparando redes de pesca. Su trabajo forma parte de un ciclo de producción y consumo sin el cual la vida cotidiana tal y como la conocemos no sería posible. Si faltaran, podríamos notar su ausencia debido a: la falta de pesca, la crisis que podría provocar en el trabajo del mar y un aumento del precio de los alimentos que consumimos. El trabajo de las «mujeres» como género, ha formado parte de la historia occidental del trabajo invisible.
La Asociación de Mujeres Redeiras O Cerco Cangas do Morrazo se constituyó en abril de 2004 con 16 socias, con el objetivo de obtener la concesión del taller y así no depender de la cofradía, a la que sólo pertenecen algunas de las cerqueras de la ría de Vigo.
Actualmente está dirigida por Pilar Nogueira y cuenta con un total de 21 socias.
Las redeiras trabajan reparando redes de pesca. Su trabajo forma parte de un ciclo de producción y consumo sin el cual la vida cotidiana tal y como la conocemos no sería posible. Si faltaran, podríamos notar su ausencia debido a: la falta de pesca, la crisis que podría provocar en el trabajo del mar y un aumento del precio de los alimentos que consumimos. El trabajo de las «mujeres» como género, ha formado parte de la historia occidental del trabajo invisible.



Tlamacazapa
En la zona montañosa de Guerrero, México, se encuentra la comunidad náhuatl de Tlamacazapa, a 40 minutos del Pueblo Mágico de Taxco de Alarcón. Esta comunidad destaca por el uso de una técnica ancestral de tejido de palma. En Tlamacazapa, aproximadamente el 80% de sus habitantes se dedica al tejido de nudos con palma silvestre. En este contexto, las mujeres suelen ser las protagonistas del trabajo de tejido, mientras que los hombres juegan un papel fundamental en la recolección y preparación de la materia prima. Esta intrincada dinámica de género se ha convertido en un aspecto notable de la vida cotidiana en Tlamacazapa, donde la tradición y la destreza manual se entrelazan para preservar y perpetuar el patrimonio de la comunidad.



Palilleiras de Camariñas
La Asociación Profesional de Encajeras de Camariñas es una institución emblemática ubicada en la villa marinera de Camariñas, en la Costa da Morte de Galicia. Esta localidad es famosa no sólo por su rica tradición en la elaboración de encajes de bolillos, conocidos como «encaixes de Camariñas», sino también por su impresionante riqueza natural y medioambiental, que atrae cada año a numerosos visitantes.
La asociación, fundada con el objetivo de preservar y promover el arte del encaje de bolillos, cuenta en la actualidad con 20 socias activas. Estas talentosas mujeres, la mayoría jubiladas, dedican su tiempo y habilidades a crear exquisitas piezas de encaje que destacan por su complejidad y belleza. Sin embargo, la Asociación Profesional de Encajeras de Camariñas se enfrenta a algunos retos importantes. Uno de ellos es la falta de relevo generacional, ya que el interés por aprender la técnica del encaje de bolillos ha disminuido entre las generaciones más jóvenes. Para combatir este problema, la asociación ha comenzado a poner en marcha iniciativas educativas y talleres destinados a atraer a los jóvenes y despertar su interés por esta artesanía.



Emilia Guimerans
Emilia Guimerans es una artista contemporánea afincada en Vigo, especializada en cerámica. Su práctica artística se centra en la enseñanza y experimentación de esta técnica. Desde sus inicios en 1986, ha acumulado una amplia experiencia como docente, impartiendo clases en la Escuela de Cerámica de Nigrán. Emilia ha mostrado su obra en numerosas exposiciones individuales y colectivas, tanto en España como a nivel internacional. En 2008 fue admitida como miembro de la Academia Internacional de Cerámica y en 2012 cofundó el grupo Tinglao junto a Jorge Pérez Conde. Su obra ha sido expuesta en numerosas galerías, como la prestigiosa Galería Sargadelos en Vigo, Galería Kyouei-Gama en Japón y la Galería Posada del Potro en Córdoba, entre muchas otras. Su última exposición, «Formas de atrapar una sombra», destacó en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra en 2023.
Emilia Guimerans es una artista contemporánea afincada en Vigo, especializada en cerámica. Su práctica artística se centra en la enseñanza y experimentación de esta técnica. Desde sus inicios en 1986, ha acumulado una amplia experiencia como docente, impartiendo clases en la Escuela de Cerámica de Nigrán. Emilia ha mostrado su obra en numerosas exposiciones individuales y colectivas, tanto en España como a nivel internacional. En 2008 fue admitida como miembro de la Academia Internacional de Cerámica y en 2012 cofundó el grupo Tinglao junto a Jorge Pérez Conde. Su obra ha sido expuesta en numerosas galerías, como la prestigiosa Galería Sargadelos en Vigo, Galería Kyouei-Gama en Japón y la Galería Posada del Potro en Córdoba, entre muchas otras. Su última exposición, «Formas de atrapar una sombra», destacó en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra en 2023.
Emilia Guimerans es una artista contemporánea afincada en Vigo, especializada en cerámica. Su práctica artística se centra en la enseñanza y experimentación de esta técnica. Desde sus inicios en 1986, ha acumulado una amplia experiencia como docente, impartiendo clases en la Escuela de Cerámica de Nigrán. Emilia ha mostrado su obra en numerosas exposiciones individuales y colectivas, tanto en España como a nivel internacional. En 2008 fue admitida como miembro de la Academia Internacional de Cerámica y en 2012 cofundó el grupo Tinglao junto a Jorge Pérez Conde. Su obra ha sido expuesta en numerosas galerías, como la prestigiosa Galería Sargadelos en Vigo, Galería Kyouei-Gama en Japón y la Galería Posada del Potro en Córdoba, entre muchas otras. Su última exposición, «Formas de atrapar una sombra», destacó en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra en 2023.



Khadi
Khadi Oaxaca es un colectivo de artesanas y artesanos y otros colaboradores que viven principalmente en el pueblo de San Sebastián Río Hondo y pueblos de los alrededores, en la sierra sur de Oaxaca y en Santa Catarina Mechoacán (Costa Chica).
Las 650 personas son autónomas y trabajan en su tiempo libre. Son propietarias de sus herramientas de producción y trabajan desde casa. Esto funciona bien para los cientos de hilanderas que viven en rancherías y tienen muy pocas opciones para obtener ingresos. El trabajo se paga por unidad (kilo, metro, pieza), y la gente cobra periódicamente, cada quince días o cada mes según el oficio. Las personas no tienen que esperar a que se venda la pieza para cobrar. Se les paga in situ cuando entregan su trabajo. Las tarifas de pago se fijan mediante diálogos entre las artesanas y los artesanos y el equipo central siempre que sea necesario, teniendo en cuenta las posibilidades de la empresa y las necesidades de las personas.


